En el tercer trimestre de 2024, las ventas de moda a través de internet han mostrado un notable avance en España, con un incremento del 9,4% en comparación con el mismo período del año anterior. Este dinamismo ha impulsado al sector de la moda digital como uno de los más rentables, alcanzando ingresos por valor de 1.521 millones de euros. Las categorías principales que contribuyen a este crecimiento incluyen prendas de vestir, artículos de cuero y calzado, y joyería y relojería. A lo largo de 2024, el comercio electrónico de moda acumula un aumento del 17%, consolidándose como un pilar fundamental del mercado online.
Durante un otoño lleno de oportunidades económicas, el sector textil español ha experimentado un despegue significativo. En particular, las ventas de prendas de vestir han liderado el crecimiento con un ascenso del 9,6%, generando ingresos cercanos a los 1.301 millones de euros. Le siguen las transacciones relacionadas con joyería y relojería, cuyos volúmenes aumentaron en un 9%, mientras que las compras de artículos de cuero y calzado subieron un 8,4%.
Este éxito se extiende tanto a nivel nacional como internacional. Las compras realizadas dentro de España han registrado una subida del 14% en prendas de vestir, mientras que las adquisiciones desde España hacia tiendas extranjeras han mostrado un crecimiento del 10,5% en esta misma categoría. Sin embargo, las ventas de productos textiles desde el exterior hacia España enfrentan una disminución del 27% en prendas de vestir, aunque otros segmentos mantienen tasas positivas.
En conjunto, durante los primeros nueve meses del año, la facturación total de la moda digital superó los 4.979 millones de euros, destacando su importancia en el panorama comercial actual.
Desde una perspectiva periodística, estos datos reflejan cómo el comercio electrónico está transformando no solo el sector de la moda, sino también los hábitos de consumo tradicionales. La facilidad y accesibilidad que ofrecen las plataformas digitales están impulsando cambios estructurales en la forma en que los consumidores adquieren productos. Esto invita a reflexionar sobre la necesidad de adaptarse a nuevas tecnologías para mantenerse competitivos en un entorno cada vez más globalizado y digitalizado.