En el corazón de las Highlands escocesas, el castillo de Balmoral se ha convertido en un símbolo icónico de la monarquía británica. Durante décadas, este lugar fue testigo de momentos cruciales para la realeza, desde los días felices hasta los más amargos. Con el fallecimiento de la reina Isabel II a los 96 años en este mismo enclave, su significado histórico y emocional se ha profundizado aún más. En 2024, bajo el reinado de Carlos III, el castillo abrió sus puertas al público por primera vez, ofreciendo una experiencia única que combina historia, naturaleza y gastronomía.
Ubicado a diez kilómetros del pueblo de Braemar, el castillo de Balmoral fue adquirido en 1852 por el príncipe Alberto para su esposa, la reina Victoria. Desde entonces, ha sido un refugio estival preferido por la familia real. Anteriormente, solo los miembros de la realeza podían disfrutar de sus interiores privados. Sin embargo, con el objetivo de acercar la monarquía al público, Carlos III decidió abrir estas áreas exclusivas al visitante común. Los recorridos guiados permiten ahora explorar espacios como el pasillo rojo, el antiguo vestíbulo de los pajes y el salón donde se tomó la última fotografía pública de la reina Isabel II antes de su muerte.
La visita no solo incluye un recorrido por el interior del castillo, sino también una inmersión en los vastos jardines que rodean la propiedad. Estos 50.000 hectáreas de terreno son un testimonio del amor de la realeza británica por la naturaleza. Aquí, los visitantes pueden admirar parterres florales, senderos perfectamente cortados, invernaderos con plantas exóticas y bosques que albergan especies nativas. Además, Carlos III ha introducido mejoras sostenibles en los jardines, incluyendo nuevas plantaciones de árboles y arbustos, así como laberintos temáticos que reflejan su compromiso con la ecología.
Para aquellos que deseen prolongar su experiencia, el castillo ofrece opciones culinarias únicas. Por ejemplo, por un precio adicional, es posible disfrutar de un té de la tarde con productos locales, lo que permite a los visitantes sentirse como verdaderos miembros de la realeza. El menú incluye delicias saladas y dulces, elaboradas con ingredientes frescos de la región. Además, durante los meses de primavera y verano, el Salón de Baile del castillo albergará exposiciones históricas y eventos culturales, proporcionando una visión más amplia del legado de esta propiedad real.
A partir de abril, los visitantes también podrán explorar los jardines durante todo el año, disfrutando de paseos relajados, compras en la tienda de regalos y comidas en el restaurante renovado. Esta apertura representa un paso importante hacia la democratización del patrimonio real, permitiendo que más personas puedan conectar con la historia y la belleza natural que han marcado tantas generaciones de la monarquía británica.