La situación humanitaria en Gaza se ha vuelto cada vez más crítica, especialmente para las familias que buscan tratamiento médico fuera del enclave. Según informes de residentes y autoridades locales, menos de 50 evacuaciones médicas diarias se permiten a través del cruce fronterizo de Rafah hacia Egipto. A esto se suma el doloroso hecho de que, en ocasiones, padres e hijos son separados, ya que no todos reciben permiso para abandonar Gaza juntos. Este problema afecta principalmente a niños enfermos y sus familias, quienes enfrentan desafíos adicionales debido a la falta de coordinación entre las autoridades israelíes y egipcias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado la urgencia de esta situación, señalando que miles de pacientes, incluidos muchos niños, necesitan atención médica inmediata fuera de Gaza.
El drama humano detrás de estas estadísticas se refleja en historias como la de una madre cuyo hijo pequeño padece cáncer de huesos. Ella describe sentirse como si le hubieran arrancado pedazos del corazón al enterarse de que no podrá acompañar a su hijo de cinco años para recibir tratamiento urgente. El niño tiene un tumor en la pierna y la mano, lo que dificulta su autonomía. Esta situación no es única; varios testimonios indican que familias enteras están siendo fragmentadas por decisiones de seguridad que impiden que los padres viajen con sus hijos enfermos. Los padres, angustiados, no comprenden por qué solo algunos miembros de la familia obtienen permiso para salir mientras otros quedan atrapados en Gaza.
El Ejército israelí, a través de COGAT, argumenta que las restricciones se deben a controles de seguridad necesarios para los acompañantes. Sin embargo, esta explicación no calma las preocupaciones de las familias afectadas ni resuelve el problema de fondo. En febrero, apenas 360 pacientes, incluyendo 156 niños, pudieron ser evacuados de Gaza, lo cual es insuficiente considerando que entre 12,000 y 14,000 personas siguen necesitando atención médica urgente. La Oficina de Coordinación de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) subraya la magnitud de la crisis, indicando que la necesidad es inmensa y que los países árabes e islámicos deberían unirse para ayudar.
Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023 hasta el alto el fuego, el sistema sanitario de Gaza ha sufrido más de 1,200 ataques directos, según la OMS. Además, Israel ha detenido personal médico y ha matado a aproximadamente mil trabajadores de salud palestinos. Estos eventos han debilitado significativamente la capacidad del enclave para brindar atención médica adecuada. Rizq Achur, un residente de Gaza, relata cómo su sobrino, quien también padece cáncer, no pudo viajar con su hijo de cinco años, a pesar de haber solicitado permiso conjuntamente. Este tipo de situaciones genera más dolor y frustración en una comunidad ya exhausta por meses de conflicto.
Las voces de los afectados claman por una intervención internacional más efectiva. Piden a organizaciones como la OMS y a la comunidad global que ejerzan presión sobre las autoridades responsables para garantizar que los niños puedan viajar junto a sus padres. La separación familiar en momentos de crisis médica no solo agrava el sufrimiento individual sino que también socava la estabilidad y bienestar general de la sociedad gazatí. Es imperativo que se encuentren soluciones rápidas y compasivas para atender las necesidades urgentes de estos pacientes.