Cuando la profesión se hereda: padres e hijos con vocación de servicio
Jun 16, 2024 at 8:50 AM
Legado Familiar: Cuando el Servicio se Convierte en Vocación
Legado FamiliarVocación de ServicioBomberosTradición FamiliarHubo un tiempo en que los mandatos familiares dictaban que los hijos, especialmente los varones, debían seguir los pasos de sus padres en la misma profesión. Hoy en día, si bien aún ocurre en algunos casos, las decisiones son más libres y se basan en una vocación latente y en las aptitudes de cada individuo. En Junín, Argentina, la historia de dos familias de bomberos, los Naya y los Domench, ejemplifica cómo el amor por el oficio y el deseo de servir a la comunidad se han transmitido de generación en generación.Cuando el Deber se Convierte en Pasión
El Llamado de los Naya
Eduardo Naya, un hombre con una larga trayectoria en los Bomberos, sirvió de inspiración para sus propios hijos, Sebastián y Ezequiel, quienes decidieron seguir sus pasos en esta carrera de vocación de servicio. Naya, quien en un principio había insistido en estudiar ingeniería hidráulica, se encontró con un giro inesperado en su vida cuando fue asignado a los Bomberos, a pesar de haber solicitado ingresar a la Policía. Sin embargo, pronto descubrió que su interés por la hidráulica se desarrollaba perfectamente bien en su nuevo rol.A lo largo de los años, Naya se fue afianzando en su carrera, llegando incluso a ser nombrado al frente de la Superintendencia de Seguridad Siniestral de la Policía de la provincia de Buenos Aires, de la cual dependían los Bomberos, Explosivos y Ecología. Fue en ese momento que sus hijos, Sebastián y Ezequiel, decidieron seguir sus pasos y estudiar en la Escuela Juan Vucetich, graduándose como bomberos.Naya siempre les brindó a sus hijos la libertad de elegir su propio camino, pero se alegró de que ellos decidieran continuar con la tradición familiar. Incluso les aconsejó que fueran trabajadores, que respetaran su profesión y, sobre todo, que la disfrutaran, tal como él lo había hecho. Naya considera que esta actividad fue fundamental en la forja de su vida, tanto a nivel económico como personal, y que le permitió brindar a sus hijos una infancia y juventud llenas de amor y estabilidad.La Herencia de los Domench
Por su parte, Mario Domench también se unió a los Bomberos, siguiendo los pasos de su padre, tío y hermano, quienes habían trabajado allí antes que él. Si bien en un principio la vocación no estaba presente, Domench conocía bien el funcionamiento de un cuartel de bomberos, ya que había compartido muchos momentos con su padre dentro de esas instalaciones.Cuando Domench tuvo sus propios hijos, la situación se invirtió, y él tuvo que encontrar la manera de combinar los tiempos en familia con su trabajo en los Bomberos, que requiere estar en actividad las 24 horas del día. Sus hijos, especialmente Jonatan, comenzaron a visitar el cuartel con frecuencia, subiendo a los camiones y disfrutando de la experiencia.Cuando Jonatan terminó la secundaria, no dudó en seguir los pasos de su padre y solicitar su ingreso a los Bomberos. Domench, con gran orgullo, acompañó a su hijo en todo el proceso, y durante varios años tuvieron la oportunidad de trabajar juntos, compartiendo momentos y experiencias. Domench siempre le recordó a Jonatan la importancia del cuidado y la precaución en un oficio tan peligroso como el de bombero.Aunque Domench ya se encuentra alejado de la actividad, el sentimiento de pertenencia a la "familia del cuartel" perdura. Sigue visitando el lugar con frecuencia, extrañando el compañerismo y la camaradería que caracteriza a este grupo humano y familiar.La Vocación de Servir
Tanto en el caso de los Naya como en el de los Domench, la profesión de bombero se ha convertido en una tradición familiar, donde el amor por el servicio a la comunidad y el deseo de proteger a los demás se han transmitido de generación en generación. Estos hombres han encontrado en su trabajo una forma de vida, una vocación que les ha brindado estabilidad, satisfacción y la oportunidad de dejar un legado a sus hijos.La decisión de seguir los pasos de sus padres no ha sido impuesta, sino más bien una elección consciente y libre, motivada por una conexión emocional y una afinidad natural con la profesión. Tanto Sebastián y Ezequiel Naya como Jonatan Domench han abrazado con orgullo y entusiasmo la misma vocación que sus progenitores, convirtiéndose en la siguiente generación de bomberos que continuarán sirviendo a su comunidad.En un mundo donde las tradiciones familiares a menudo se diluyen, estas historias son un recordatorio de la importancia de preservar y transmitir los valores, la pasión y el compromiso que pueden forjarse a través de una profesión que trasciende las generaciones. Los Naya y los Domench son un ejemplo vivo de cómo el servicio a los demás puede convertirse en una herencia familiar, una llama que se enciende en cada nuevo miembro de la familia y que ilumina el camino hacia un futuro de dedicación y entrega.