En la octava temporada de esta popular serie catalana, los jóvenes personajes enfrentan desafíos crecientes que ponen a prueba sus relaciones familiares. Mientras Joel se ve atrapado en un peligroso mundo de tráfico de drogas, Ismael lucha contra las expectativas académicas de su padre. Estas historias exploran cómo las decisiones temerarias de los adolescentes impactan profundamente a sus familias.
La narrativa destaca especialmente el conflicto entre Joel e Isabel, así como las tensiones entre Ismael y Litus. A través de estas situaciones, la serie aborda temas relevantes como la influencia negativa, la responsabilidad personal y el rol de los padres adoptivos en la formación moral de los hijos. Cada episodio desarrolla estas tramas con realismo y sensibilidad.
Joel enfrenta serios problemas al involucrarse con Ferni, un negocio sospechoso que pone en peligro su futuro. Su madre adoptiva, Isabel, descubre su participación en actividades ilícitas y reacciona con profunda preocupación. La situación empeora cuando Joel roba dinero y su comportamiento cambia drásticamente.
Mientras Marta y Quique investigan su extraño comportamiento, encuentran pruebas incriminatorias dentro de su mochila escolar. Este descubrimiento lleva a una confrontación emocional entre Joel e Isabel, donde surgen viejas heridas relacionadas con su pasado familiar. La madre adoptiva intenta entender por qué su hijo eligió este camino destructivo, mientras él se siente incomprendido y reprimido. Esta tensión alcanza su punto máximo cuando Joel huye tras una acalorada discusión.
Por otro lado, Ismael experimenta conflictos similares con su padre Litus, quien insiste en continuar sus estudios. El joven, deseoso de independizarse, decide trabajar en lugar de seguir instrucciones paternales. Esta decisión provoca continuas disputas familiares.
Litus busca alternativas educativas que interesen a su hijo, sugiriendo cursos relacionados con sus habilidades culinarias. Sin embargo, Ismael rechaza todas las propuestas, marcando una línea clara entre sus aspiraciones y las expectativas paternas. Estas dinámicas reflejan la eterna lucha entre padres e hijos durante la adolescencia. La serie explora cómo ambos bandos deben aprender a comunicarse efectivamente para encontrar soluciones mutuamente satisfactorias, destacando la importancia del diálogo frente a la imposición autoritaria.