El gobierno argentino ha recibido un desembolso inicial de 12.000 millones de dólares proveniente de un acuerdo con el FMI por 20.000 millones, destinado a fortalecer las reservas del Banco Central. Este apoyo se produce tras la eliminación del control de cambios vigente durante seis años, lo que ha llevado a una depreciación del peso y estabilidad inicial en el precio del dólar. El programa económico liderado por el presidente Javier Milei busca controlar la inflación mediante medidas de austeridad.
El nuevo esquema monetario permite fluctuaciones administradas entre 1.000 y 1.400 pesos por dólar, además de flexibilizar la compra de divisas para particulares y empresas. Estos cambios han generado expectativas sobre su impacto en los precios y la economía local, mientras Milei enfrenta su primera prueba electoral este año.
Con la llegada del primer desembolso del FMI, las reservas internacionales del Banco Central de Argentina aumentaron significativamente, posicionándose por encima de los 37.000 millones de dólares. Esta inyección financiera respalda el reciente levantamiento del control de cambios, permitiendo una mayor estabilidad cambiaria y confianza en el mercado.
El apoyo internacional no solo incluye al FMI, sino también otros organismos multilaterales, alcanzando un total de 42.000 millones de dólares. Este refuerzo monetario busca consolidar las finanzas públicas y ofrecer herramientas efectivas para manejar la volatilidad del peso frente al dólar. La intervención del Banco Central será crucial para mantener la cotización dentro de rangos predeterminados, promoviendo así un clima más predecible para inversores y consumidores locales.
La liberalización del mercado cambiario representa un cambio clave en la estrategia económica de Argentina. Ahora, tanto individuos como empresas pueden acceder a divisas sin restricciones excesivas, aunque con ciertos límites operativos. Este ajuste busca reducir la incertidumbre y mejorar la percepción de estabilidad económica.
El presidente Milei enfoca sus políticas en controlar la inflación, considerada vital para su capital político antes de las elecciones legislativas. A pesar de las preocupaciones iniciales sobre posibles aumentos de precios debido a la depreciación del peso, expertos señalan que el impacto podría ser gradual, estimado en torno al 4-5% mensual. Su estricto plan de austeridad ya ha logrado reducir la inflación anual de 211% en 2023 a 118% en 2024, destacando avances importantes aunque todavía desafiantes en términos económicos.