Cómo los padres de Corea del Sur están aprendiendo a comprender mejor a sus hijos aislados
En Corea del Sur, un programa innovador está ayudando a los padres a ponerse en los zapatos de sus hijos aislados, con el objetivo de mejorar la comunicación y la comprensión mutua. A través de una experiencia de confinamiento simulada, estos padres están descubriendo los desafíos emocionales y psicológicos que enfrentan sus hijos, lo que les está permitiendo desarrollar estrategias más efectivas para apoyarlos en su camino de reintegración a la sociedad.Explorando la "prisión emocional" de los jóvenes aislados en Corea del Sur
Comprendiendo el fenómeno del "hikikomori"
El término "hikikomori" se acuñó en Japón en la década de 1990 para describir el severo retraimiento social de adolescentes y adultos jóvenes. En Corea del Sur, este fenómeno también se ha extendido, con un estudio del Ministerio de Salud y Bienestar que reveló que más del 5% de los encuestados entre 19 y 34 años se encuentran en aislamiento. Esto equivaldría a aproximadamente 540,000 personas en todo el país. Las principales razones detrás de este aislamiento incluyen dificultades para encontrar trabajo, problemas en las relaciones interpersonales, problemas familiares y problemas de salud.La "Fábrica de la Felicidad": Donde los padres experimentan el aislamiento de sus hijos
Para ayudar a los padres a comprender mejor la realidad de sus hijos aislados, se ha puesto en marcha un programa educativo de 13 semanas financiado y dirigido por la Fundación Juvenil de Corea y el Centro de Recuperación Ballena Azul. Una parte clave de este programa es la experiencia de confinamiento en una instalación en Hongcheon-gun, donde los padres pasan tres días en una habitación que replica una celda de aislamiento. Esta inmersión les permite entender más profundamente los desafíos emocionales y psicológicos que enfrentan sus hijos.Historias de padres que buscan comprender a sus hijos aislados
La señora Jin, de 50 años, es una de las participantes del programa. Su hijo de 24 años ha estado aislado en su habitación durante los últimos tres años. Después de la experiencia de confinamiento, la señora Jin dice haber obtenido una mayor claridad sobre la "prisión emocional" de su hijo. Ella reconoce que, si bien su hijo siempre ha tenido talento, ha luchado con problemas de salud, dificultades en las relaciones y un trastorno alimentario que le dificultaba asistir a la escuela.Por su parte, la señora Park, cuyo hijo de 26 años cortó toda comunicación con el mundo exterior hace siete años, también ha comenzado a comprender mejor los sentimientos de su hijo a través del programa de aislamiento. Ella ha aprendido que es importante aceptar la vida de su hijo sin obligarlo a seguir un molde específico.El impacto del aislamiento en las familias coreanas
El profesor Jeong Go-woon, del departamento de sociología de la Universidad Kyung Hee en Corea del Sur, señala que la expectativa de la sociedad coreana de que se deben alcanzar grandes hitos en la vida en momentos determinados amplifica la ansiedad de los jóvenes, especialmente en tiempos de estancamiento económico y bajo nivel de empleo. Además, la visión de que los logros de un niño son un éxito de los padres contribuye a que familias enteras se hundan en el problema del aislamiento.Muchos padres perciben las dificultades de sus hijos como un fracaso en la crianza y esto les genera un sentimiento de culpa. Además, algunos padres tienen tanto miedo de ser juzgados que ni siquiera pueden hablar con sus familiares cercanos sobre su situación, lo que los lleva a aislarse también.Rompiendo el ciclo del aislamiento: El papel de los padres
El director del Centro de Recuperación Ballena Azul, Kim Ok-ran, destaca que la visión de que el confinamiento de los jóvenes es un "problema familiar" acaba aislando también a los padres. Sin embargo, el programa de la "Fábrica de la Felicidad" está ayudando a estos padres a desarrollar una mayor empatía y estrategias más efectivas para apoyar a sus hijos en su proceso de reintegración a la sociedad.Cuando se le preguntó a la señora Jin qué le diría a su hijo si saliera del aislamiento, sus ojos se llenaron de lágrimas y respondió con voz temblorosa: "Has pasado por tanto. Ha sido muy difícil, ¿no? Yo voy a cuidarte". Este tipo de acercamiento emocional y de apoyo incondicional puede ser clave para romper el ciclo del aislamiento y ayudar a los jóvenes a reconstruir sus vidas.